Amigos

Han sido tantas experiencias. Tanto se ha ganado, tanto se ha perdido, pero sobre todo, aprendido. Decenas de números de teléfonos, de direcciones, de e-mails, de sofás en los que me he sentado, de vasos de agua en los que he bebido, de padres que me han preguntado cómo llevo los estudios...

Decenas de veces en las que mi corazón ha tenido que repartirse en trocitos. Partes pequeñas que albergaban charlas, besos, fotos y risas con muchas personas diferentes. Gente con la que parecía tener afinidad, pero de tanto usarla, se acabó gastando.

Han sido tantos momentos buenos y tantas cuentas nuevas que he tenido que empezar, que ya no me sorprende nada, se me acabó ya el típex. Afortunadamente, tengo la conciencia tranquila de saber que mis errores siempre han sido hablados y tratados. Sin esconderse de nadie ni de nada, a la cara, lo que a muchos les falta por tener: una auténtica cara - aunque sea otra más que se cuelgan - para mirar a una persona a los ojos y ser sinceros, por una vez.
Mantengo, de nuevo, que tengo la conciencia tranquila. Y me siento realizado, y sabio también, porque lo que para muchos es ahora una sorpresa negativa y defraudadora, para mi lo fue hace ya mucho tiempo, cuando nadie se daba cuenta. Cuando eran engañados como tontos.
Yo ya conocía las intenciones, los gestos, las palabras... Yo ya supe qué se pensaba, qué se hablaba y qué versiones se pactaban ante unos y ante otro.
Ahora, hoy, sé de personas que parece que abren los ojos, y se dan cuenta. Sé que les duele, que les remueve el estómago y que se ponen tristes al pensar, al pensar y darse cuenta de la realidad.
Sed fuertes, mirad hacia arriba. Esa persona nunca bajará su mirada por vosotros. Dad gracias que os habeis dado cuenta y estais libres de sus artimañas. Estad orgullosos de vosotros.

Dolor, lo que se dice dolor, yo por lo menos hasta poco. Cuando no hay más donde escarbar no se puede sacar nada. Todo lleva saliendo desde hace mucho tiempo. La pena más grande es ver diariamente como otros seres débiles e indefensos dejan que sus hilos sean manejados por esas personas. Y luego escuchar como se burlan de ellos, a sus espaldas, sin contemplaciones. Ahí radica la auténtica lástima, pero no sirve de nada intervenir cuando sabes que no te van a creer. Seguiremos confiando en que, algún día, se den cuenta por ellos mismos. Y ese día yo SÍ estaré, primero para decirles que vienen tarde y, segundo, para tenderles el abrazo que un día a mi me faltó.

* Para todos los que pensamos que, como no es lo mismo contarlo que vivirlo, es mejor dejar un link sobre la entrada que hizo una persona, la cual recoje todas las palabras que, a veces, se escapan :) http://blogretalesdeunavida.blogspot.com/2010/05/una-vez-mas-se-escapan-las-palabras.html