Stones
>> domingo, 30 de enero de 2011
Piedras.
Preciosas, semipreciosas, mágicas, medicinales, naturales.
No. Yo hoy hablo de otro tipo de piedras.
Esa tipología que se interpone en nuestra vida. ¿Pero por qué? Nos preguntamos, como auténticos idiotas, mientras caemos lentamente al tropezar con ellas.
Creemos que vamos por superficies planas y, cuando menos lo esperamos, nuestro pie choca con la piedra, y ésta, impasiva, nos hace caer, mientras nos mira recreándose.
Sabíamos que nuestro subconsciente pedía a gritos no ilusionarse. Eso lo sabíamos de sobra. Pero la tentación, o más bien, lo bien que nos sentíamos con esa persona nos hacía ignorarle. Volvíamos a confiar y volvíamos, obviamente, a caer.
¿Y qué me decís de lo de siempre? Sí, de esa persona que nos atrae irremediablemente, que no podemos evitarlo por muchas trabas que pongamos. Por muchos caminos que tomemos, siempre nos la encontraremos.
Y también tropezaremos.
Pero es que es imposible no dejar de respirar cuando pasa por nuestro lado, y no dejar de explotar nuestro corazón cuando su piel roza la nuestra. ¡No es justo! Pff, claro que no es justo, pero es lo que hay, lo que pasa, lo que existe, lo que nos toca. Siempre habrá piedras en el camino, y casi siempre serán las mismas porque somos así de simples.
Preciosas, semipreciosas, mágicas, medicinales, naturales.
No. Yo hoy hablo de otro tipo de piedras.
Esa tipología que se interpone en nuestra vida. ¿Pero por qué? Nos preguntamos, como auténticos idiotas, mientras caemos lentamente al tropezar con ellas.
Creemos que vamos por superficies planas y, cuando menos lo esperamos, nuestro pie choca con la piedra, y ésta, impasiva, nos hace caer, mientras nos mira recreándose.
Sabíamos que nuestro subconsciente pedía a gritos no ilusionarse. Eso lo sabíamos de sobra. Pero la tentación, o más bien, lo bien que nos sentíamos con esa persona nos hacía ignorarle. Volvíamos a confiar y volvíamos, obviamente, a caer.
¿Y qué me decís de lo de siempre? Sí, de esa persona que nos atrae irremediablemente, que no podemos evitarlo por muchas trabas que pongamos. Por muchos caminos que tomemos, siempre nos la encontraremos.
Y también tropezaremos.
Pero es que es imposible no dejar de respirar cuando pasa por nuestro lado, y no dejar de explotar nuestro corazón cuando su piel roza la nuestra. ¡No es justo! Pff, claro que no es justo, pero es lo que hay, lo que pasa, lo que existe, lo que nos toca. Siempre habrá piedras en el camino, y casi siempre serán las mismas porque somos así de simples.
Claro que tropezamos con la misma piedra.
Nos la cambian de sitio.
Nos la cambian de sitio.
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