Agradecimientos
>> jueves, 4 de noviembre de 2010
Sí, hoy me apetece dar las gracias.
Quizás el escuchar canciones bonitas, sensibles - o el mero hecho de sentirme yo así -
Esos mensajes inesperados, que te hacen reestructurarte de nuevo todo lo planteado. Con pocas palabras, y los efectos que tienen dentro de ti. Todo lo que causan, inmenso.
Y agradezco a todos aquellos que detienen parte de su tiempo en mi. A todos los que han pasado, trayéndome tantas cosas, haciéndome madurar, haciéndome llorar y haciéndome aprender. A los que están, que llevan mucho tiempo estando. Sin duda lo mejor, lo que inunda todas mis fotos, mis recuerdos, mis regalos, mis emociones. Esas cuantas personas que te alegran cuando te las encuentras inesperadamente en el centro de Sevilla, y las abrazas, y te gusta verlas - esto va para ti, italiana - y ni te das cuenta de el tiempo que pasa, porque ahora las ves menos, pero cuando las encuentras, no quieres que vuelvan a alejarse otros tantos días - a vosotros, que ya lo sabéis -.
Y los que acaban de llegar, esas personas con las que cada día compartes asiento, ascensor, clase y nuevas risas, renovadas. Personas que, sin tener confianza apenas, notas que encajas a la perfección. Gente que abre los brazos, te sonríe, se conecta contigo especialmente - quizás porque tenemos en común algo muy grande: nuestro futuro, nuestra meta -. Y quizás son ellos los que hacen olvidar los madrugones, las largas clases, la espera en el bus... porque son ellos quienes te obligan a ir, para verles, para reir de nuevo, para seguir conociéndolos, para aprender de sus manías, sus costumbres, sus opiniones - a vosotros, periodistas -
Y los que también acaban de llegar, pero juntos conformamos un hogar. Para nada igual que nuestra casa, para nada igual que nuestra madre. Pero cuyas risas, cuyas caras, hacen que un agobio, un mal día, un robo o un problema se disuelvan, e incluso se olviden. Porque nos contagias con tus pasos de baile flamenco, con tus puntazos, con tus zapateos, con tus chistes, con tu personalidad - a ti, jerezano -. Porque me alegras cada momento del día, porque tus caras son únicas, porque me gusta saber que estás a una puerta de distancia para poder contarte de todo, porque me encanta ir de compras contigo, al starbucks, a hacernos fotos, a chincharte. Porque eres tú, porque te conozco poco pero cada día me levanto con más ganas de conocerte y porque me encantas desde el primer día - a ti, idiota -.
¿A qué viene esto? No lo sé, sinceramente no lo sé, pero es lo que grita en mi ahora mismo. Porque prácticamente sois todos vosotros los que aportáis grandes cosas en esta nueva etapa, que es preciosa, increíble, maravillosa, pero para vivirla acompañado.
No sé, uno de tantos días sensibles del autor. Pero ahí quedan estos agradecimientos. Pocas palabras para todo lo que siento.
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