5 minutos antes de hacer la maleta
>> miércoles, 22 de diciembre de 2010
5 minutos antes de la cuenta atrás cantaba Mecano hace ya algunos años. Yo, hoy, a 5 minutos de empezar a hacer la maleta para pasar las Navidades en mi pueblo, me pongo a pensar.
Sí, me pongo a pensar, a reflexionar un poco. A valorar todo este año, todas las cosas que han pasado, cómo he evolucionado yo, mis perspectivas, mi vida en general.
2010 comenzó hace 12 meses. Lleno de ilusión celebré las fiestas con mis amigos de siempre. Ellos, los que conforman mi felicidad entera. Ellos, lo que más quiero. Los desfases que con ellos son únicos, irrepetibles, mágicos. Recuerdo también que fueron unas Navidades cargadas de estudio, con bastantes deberes para después y con las amenazas de Selectividad acechando.
Pasaban los meses, y cada vez me daba más cuenta de lo feliz que era en mi clase de Humanidades. 5 personas maravillosas con las que pasaba horas y compartía agobios, esperanzas, y muchas, muchas risas. Porque aprender las características de la Piedad de Miguel Ángel rodeado de chistes, chismorreos, palomitas, fresas o helados, es aún mucho más dulce. Porque he aprendido a valorar detalles apenas visibles, pero que están ahí; y porque, especialmente, ver las cosas desde otro punto de vista te enriquece mucho más como persona.
El día de las Olimpiadas. Fue un día grande para todos nosotros, donde empezamos a perder un poco el miedo a la Selectividad. El viaje en el coche, inolvidable. Además, ahí fue donde le conocí a él, quien sería mi futuro compañero de piso y quien pasaría a convertirse en un gran amigo en el que poder confiar y tener los buenos momentos asegurados. Poco después, el día antes de entrar a la facultad, llegaría el otro. Ese otro chico que sació mis nervios con chupitos y pasos flamencos. Y que juntos conformamos esta pequeña casita.
Dispuesto a pasar un verano increíble. Y así fue. Con buenas notas se abrían ante mi 3 países por descubrir: París, una ciudad mágica, con mis padres. Un viaje con ellos, porque no sé si volveré a realizar otro, y porque quería alejarme un poco con las personas más importantes para mi. Bulgaria, una aventura exótica, alocada, adolescente. 3 amigas, 2 monitoras y yo. Gente de otros países, risas internacionales, amistades extranjeras donde se puso de manifiesto que los sentimientos no entienden de idiomas. Calor, mucha calor, pero mucha satisfacción. Inglaterra, y directamente a su capital: Londres. 3 semanas con mis amigos. No todos, desafortunadamente, pero la mayoría nos embarcamos en un viaje, libres de toda norma, solos ante una ciudad que nos aguardaba. Una puesta a prueba de la resistencia emocional de cada uno, pero con la recompensa de que tanto lo bueno, como lo malo, lo pasamos juntos, como siempre.
Porque repito, son ellos: La italiana, la psicoanalista, el cuello con mejor olor del mundo, mi algodón de azúcar, mi compañera de fotos porno, mi gritona favorita, el bailaó desfasado, el cantante, el fashion, mi Hello Kitty y la niña de los agobios. Ellos forman parte de ese espacio donde siempre quiero permanecer, junto a otros muchos apodos como mi tocayo, mi loca, mi porna, mis abracitos favoritos, mi amante ... un sinfín de nombres.
Y un sinfín de nervios que tenía ese ansiado primer día.
La facultad. Palabra tan corta pero con tanto significado. Un gran cambio en la vida de cualquiera. Una nueva ciudad, una nueva independencia. Y lo mejor: nuevas personas. Personas que, afortunadamente, con el paso de los días han ido haciéndose hueco en ese paraíso del que no quiero escapar. Personas que están contigo, en tu clase.
2010 ha sido un año estupendo, quizás e mejor de mi vida, con grandes cambios que apenas intuía desde su comienzo, pero que nos dejan claro que todo tiene un final, afortunada o desafortunadamente. A veces las cosas no salen como planeamos, y nos enfadamos con nosotros mismos, pero la realidad si algo tiene, es que no se puede cambiar. Y debemos hacer frente a ello, aunque nunca olvidemos, pero intentar salir adelante. Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana.
Todas estas personas, todo este texto, precisamente todo esto sale hoy de mis manos. Y de mucho más adentro. Un chico que ahora comenzará a empaquetar ropa, folios, libros, zapatos en una maleta. Pero que también dejará espacio para todos aquellos recuerdos y sentimientos que viajan conmigo continuamente, para acordarme de vosotros estas fiestas, para desearos una feliz Navidad y para ansiar que sea ya día 10 y veros de nuevo. Para seguir viviendo esta vida, con vosotros como elemento fundamental en ella.
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