Bienvenidos

Yquetaldesdeotropuntodevista es otro. Estando ya en otros horizontes y viendo las cosas con un poco más de madurez, los pensamientos que a veces se quedan en el aire recorren las gotas de ese zumo que nunca exprimimos. Los porqués, las musas, las inspiraciones, los gustos, el amor, los amigos, el sexo y los sueños viajan fugazmente en ese espacio que nos rodea. Nuestro espacio, tu espacio, siempre para contar y compartir.
Las soluciones bajo enfoques distintos pueden dar mejor resultado que las propuestas al principio bajo una única perspectiva.

Frase de la Semana

"Si te apetece cómetelo. Y así con todo en la vida"

Chocolaterapia

>> viernes, 22 de octubre de 2010

Chocolate, chocolate con leche, chocolate amargo, a la naranja, a la trufa, a la fresa, a la menta, con avellanas, con pistachos, con coco, con licor, al caramelo, con frutos rojos, de café, de regaliz, de nata, de vainilla ...
¿Y en qué te fijas cuando eliges tu bombón?
En el envoltorio: Bueno, sí. Brillante, llamativo, luminoso, atractivo. La funda es muy importante porque, creemos, que lo que se muestra fuera se corresponde con lo de dentro. Vemos los bombones por su aspecto físico, sin pararnos a pensar que, al abrirlos, podemos decepcionarnos al darnos cuenta que hemos profundizado en algo que, a fin de cuentas, nos deja la boca amarga.
En el sabor: Bueno, sí. Si no te gusta el café, no vas a intentar coger un bombón que sea de café. ¡Habiendo tantos! Inmediantamente rechazamos del montón aquél que odiamos, que nos asquea. Para rápidamente seleccionar un sabor alternativo. ¿Café o coco? Sólo quedan dos. No tenemos más opciones. Y si no me gusta el café, tendré que optar por el coco, de todos modos voy a disfrutar comiéndome un bombón y, quién sabe, quizás el coco me haga olvidar las malas experiencias con el café.
En el recuerdo: Bueno, sí. No hay nada más gratificante que, una vez comido el bombón, limpiar los dientes con tu lengua, rescatar hasta el más mínimo trocito de avellana que tanto nos ha cautivado. No queremos que desaparezca de nuestro paladar, movemos las papilas, ansiosas de sentir de nuevo la mezcla del chocolate con tu ingrediente favorito. Y te da igual el color del envoltorio, y te importa poco si era de vanillia. Lo que te gusta es que tenía esos trocitos de avellanas que te vuelven loco. Esas pequeñas cosas que te hacen pensar en el bombón, que te sacan una sonrisa mientras fundes tu mente con su sabor. Mientras te imaginas repitiendo, pensando en encontrar otro momento donde tú y tu pensamiento favorito se vuelvan a juntar.
Bombones, tantos y tantos.
Y en el amor pasa absolutamente lo mismo. Debe uno de fijarse en los pequeños trocitos de avellanas de esa persona especial, sea cual sea su envoltorio. Sea cual sea su sabor.

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