Libertad y derivados
>> martes, 7 de febrero de 2012
El período de exámenes ha concluído. Ya soy libre.
Otros muchos no, y otros muchos mucho antes que yo.
Pero el caso es que hace unos días finalicé este cuatrimestre, sin duda el mejor de los que llevo en la Universidad.
El hecho de elegir clases por la tarde, en mi caso y bajo mi única opinión aquí explícita, ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Casualmente, o no, me he topado con profesores jóvenes (algunos) a los que se les nota que les gusta su trabajo, que les divierte enseñar y hacen todo mucho más fácil y divertido. Parece mentira encontrar profesores así, porque en todos los años que llevo bajo el sistema educativo se podrán contar con los dedos de dos manos los que verdaderamente disfrutan con su trabajo. Y cuando ocurre, es increíble cómo consiguen hacer que incluso te guste ir a clase. Las risas, las clases amenas e incluso chocolates y caramelos te llevas cada día de ellos. Y es todo un placer.
También ha contribuido el hecho de que las asignaturas han sido un poco más "interesantes" (teniendo en cuenta la relatividad de este concepto) a la vez que más destinadas a trabajos que a exámenes finales. Sinceramente he aprendido y me ha servido más conocer el Derecho de la Información o el Diseño de la Información Escrita que la Economía o la Sociología del año pasado. Y si tengo que elegir alguna de ellas, me quedo con Derecho. Aprender todos los casos en los que puedes meter la pata, qué hacer para remediarlo, qué hacer para publicar todo lo que quieras de forma que no te condenen (ahí la picaresca periodística ;) ), conocer más a fondo los delitos, las penas y la libertad de expresión que muchos hablan y pocos conocen. Además que "feel like a juez" de vez en cuando molaba mucho. Jamás haré Derecho. Odio Derecho. Pero esa asignatura me ha encantado.
Y sin más y con previo aviso ignorado llegaron los exámenes. Una de las asignaturas que hemos tenido ha sido de especial complejidad. Un profesor poco ubicado que a última hora te obliga a leer (donde ellos dicen leer, tú traduces ESTUDIAR) un libro suyo de unas 400 páginas cuya síntesis descriptora es ... ¿WTF? ¡Ni puta idea! La filosofía, lo abstracto y el sin-sentido nunca estuvieron más compenetrados que en esos folios impresos. Y, como ante los retos hay que crecerse, echarle ganas y alcanzar los objetivos, he aprobado esa asignatura y es una de las cosas que más me enorgullecen como persona. Porque si hemos podido con Teoría ¿con qué no podemos?
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Otros muchos no, y otros muchos mucho antes que yo.
Pero el caso es que hace unos días finalicé este cuatrimestre, sin duda el mejor de los que llevo en la Universidad.
El hecho de elegir clases por la tarde, en mi caso y bajo mi única opinión aquí explícita, ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Casualmente, o no, me he topado con profesores jóvenes (algunos) a los que se les nota que les gusta su trabajo, que les divierte enseñar y hacen todo mucho más fácil y divertido. Parece mentira encontrar profesores así, porque en todos los años que llevo bajo el sistema educativo se podrán contar con los dedos de dos manos los que verdaderamente disfrutan con su trabajo. Y cuando ocurre, es increíble cómo consiguen hacer que incluso te guste ir a clase. Las risas, las clases amenas e incluso chocolates y caramelos te llevas cada día de ellos. Y es todo un placer.
También ha contribuido el hecho de que las asignaturas han sido un poco más "interesantes" (teniendo en cuenta la relatividad de este concepto) a la vez que más destinadas a trabajos que a exámenes finales. Sinceramente he aprendido y me ha servido más conocer el Derecho de la Información o el Diseño de la Información Escrita que la Economía o la Sociología del año pasado. Y si tengo que elegir alguna de ellas, me quedo con Derecho. Aprender todos los casos en los que puedes meter la pata, qué hacer para remediarlo, qué hacer para publicar todo lo que quieras de forma que no te condenen (ahí la picaresca periodística ;) ), conocer más a fondo los delitos, las penas y la libertad de expresión que muchos hablan y pocos conocen. Además que "feel like a juez" de vez en cuando molaba mucho. Jamás haré Derecho. Odio Derecho. Pero esa asignatura me ha encantado.
Y sin más y con previo aviso ignorado llegaron los exámenes. Una de las asignaturas que hemos tenido ha sido de especial complejidad. Un profesor poco ubicado que a última hora te obliga a leer (donde ellos dicen leer, tú traduces ESTUDIAR) un libro suyo de unas 400 páginas cuya síntesis descriptora es ... ¿WTF? ¡Ni puta idea! La filosofía, lo abstracto y el sin-sentido nunca estuvieron más compenetrados que en esos folios impresos. Y, como ante los retos hay que crecerse, echarle ganas y alcanzar los objetivos, he aprobado esa asignatura y es una de las cosas que más me enorgullecen como persona. Porque si hemos podido con Teoría ¿con qué no podemos?